Señor director:

Quiero decir con humildad que soy devota del San Juan Pablo II. Por lo tanto suelo acercarme hasta la plazoleta que lleva este nombre en el Barrio Aramburu, Rivadavia. El motivo es para rezar o simplemente para reflexionar delante de su gruta. Sin embargo, desde hace algunos meses, la zona carece de un contenedor que desapareció. No se sabe si lo robaron, o las autoridades municipales lo trasladaron a otro sector. Lo cierto es que hay gente que sigue depositando residuos sobre calle Manuel Dorrego y los perros se encargan de romper las bolsas. Esto ocasiona que los residuos estén desparramados por la plazoleta, con el problema de contaminación y peligro de enfermedades. Esto impide que los vecinos y feligreses lleguen a este lugar, ya sea para descansar como para tener un momento de oración frente a la gruta del santo. Por estos motivos, los creyentes y pobladores de la zona, solicitamos al municipio de Rivadavia para que tome las medidas que sean necesarias en pos de una solución inmediata de este problema ambiental.