Señor director:

Hace un poco más de un mes que celebramos los cinco años. Se producía un mes después de la histórica renuncia de Benedicto XVI. Apareció en el balcón de San Pedro el papa Francisco, el primer Papa latinoamericano de la historia. Los cardenales, como dijo el propio Bergoglio, habían ido a buscar un obispo al fin del mundo. Son innumerables los acentos que en estos cinco años nos ha dejado, hasta el momento, un pontificado intenso. Desde la Iglesia en salida, con el corazón puesto en las periferias geográficas y existenciales, hasta los textos magisteriales en torno siempre a la alegría que ha de caracterizar al cristiano, como anuncio y a la vez como denuncia ante un mundo individualista y avaro.