Señor director:

A veces resulta increíble el poder de la naturaleza. Puede arrasar con todo, lo que el hombre ha creado con sus manos. Esto se vio luego de las tormentas del fin de semana pasado, cuando la creciente bajó por calle Tucumán, en Albardón. En esa zona rural, se vió cómo la mezcla entre agua, barro y piedras prácticamente borró el canal de regadío.

Por lo general, las lluvias en San Juan suelen ser una bendición por el clima seco que lo caracteriza. Pero también suelen ser dañinas, en especial en las zonas rurales donde los cultivos son dañados, debido a que en general en verano, muchas veces las lluvias vienen acompañadas por granizadas.

O bien, como en este caso, las crecientes arrasan con todo a su paso. Y, eso tiene una explicación, la cantidad de montañas que rodean a los valles donde está instalada las distintas poblaciones que habitan la provincia.

Esto es porque a veces no entendemos cómo la cantidad de agua caída es sensiblemente menor que en la pampa húmeda, sin embargo, los daños son cuantiosos. Muchas veces hasta borra del mapa el trabajo del hombre como sucedió con parte de este canal en Albardón.