Señor director:


En incontables ocasiones, los sanjuaninos, en su gran mayoría, se han quejado y se siguen manifestando en contra de todo aquello que signifique el normal tránsito, con construcciones (muchas de ellas que no están reglamentadas en la Ley Nacional de Tránsito), que dañan los vehículos y que suelen provocar caídas de personas que terminan heridas y hasta con peligro de muerte. Una prueba irrefutable de ello es la excelente crónica publicada en la Sección Policiales, de DIARIO DE CUYO, en la que se describe cómo ocurrió un accidente en una lomada, donde un bebé de ocho meses casi pierde la vida y sus padres terminaron también heridos. Esto, porque en la mayoría de los casos, se construyen estos "reductores viales" y ni siquiera les brindan mantenimiento con pinturas refractarias y señalizadores. En esta crónica, un funcionario del municipio rivadaviense dice que "todos los vecinos piden que se hagan lomadas". Esto no es verdad. Sobre todo tema, los ciudadanos podemos tener opiniones diversas, pero el hecho señalado por este diario es la prueba más clara que lomadas, pianitos y lomos de burro, entre otros, son peligrosos para personas y vehículos. Sin estos elementos, cada conductor debe hacerse responsable por sus actos ante la Justicia. No se necesita que el Estado sea "tutor o padre" de los ciudadanos.