
Domingo por la tarde. El calor húmedo que agobia. El común denominador es pensar dónde se puede ir para pasarla bien sin gastar plata o al menos, un mínimo, que juntando entre amigos, se puede "zafar". En ese contexto, la Plaza del Bicentenario, el nuevo "chiche" de San Juan que muestra orgullosa al mundo, estaba repleta de adolescentes. Se podían contar por cientos, quizás miles, como suele suceder de un tiempo a esta parte. Chicos menores de 18 años, en grupos mixtos, caminando, tranquilos, en paz. Muchos sin nada, otros con alguna botellita de agua. Y, la moda: zapatillas, short y musculosa para las chicas, mientras, los chicos, zapatillas, bermudas y remera. Y con ese cóctel de frescura adolescente, un momento oportuno para charlar con amigos, reirse, mirar alguna batalla de raperos, sacarse fotos y divertirse pensando en "gasto cero". Entre la multitud, algunos jóvenes veinteañeros con su equipo de mate como los más adultos, con su mesa de camping y reposeras para tomar fresco y compartir la merienda con cosas dulces, algo tradicional a la idiosincrasia argentina.
Al caer la noche, la misma multitud, pero en penumbras. Las luces ornamentales de ese bello lugar no brindan la seguridad adecuada, como si lo harían, algunas torres de iluminación bien altas y con luces led. Quizás le quite belleza a las ornamentales. Pero sería mejor privilegiar la seguridad de todos los presentes. En ese sentido, muy poca presencia policial en la zona. Sólo una mujer policía cerca de la puerta del Teatro del Bicentenario. En varias horas, costó ver algún uniformado caminando entre la multitud, cuya sola presencia, sería un buen motivo para que la concurrencia se sintiera protegida. Otro de los puntos para mejorar es la colocación de más cestos para residuos, porque, en general, los visitantes no sabían donde arrojar papeles. Algunos dejaban botellas plásticas en el césped o en el anfiteatro, que daba una imagen desoladora entre las penumbras y la basura. En este punto, debería ofrecerse más espectáculos "a la gorra", como se hace en otras ciudades, en especial turísticas. Con tantos adolescentes, sería bueno organizar espectáculos con artistas callejeros en ese anfiteatro. Incluso aprovechar para ofrecer mensajes de valores con obras de teatro, entre otras posibilidades.
En definitiva, la Plaza del Bicentenario ya propiedad del mundo adolescente sanjuanino a los que hay que cuidar y apoyar con más cultura y aporte de valores.
