Señor director:  

El hambre, que representa el mayor riesgo para la salud en el mundo, es algo más que un problema técnico de distribución y reparto mundial de alimentos. Un tercio de los alimentos que se producen va a la basura. Por otra parte, la lacra del hambre sigue sembrando de muerte nuestro mundo desarrollado, por eso es necesario un cambio de mentalidad global. 


Es preciso reforzar el derecho a la alimentación de los pequeños productores, contribuir al cambio hacia unos sistemas alimentarios más justos y educar a las nuevas generaciones para una vida solidaria y sostenible. El papa Francisco se ha referido reiteradas veces al que ha denominado como el gran escándalo del hambre, que impide vivir dignamente a casi 800 millones de personas. 


El principio del fin del hambre también empieza en la decisión que tomemos cada uno de nosotros.