Señor director:

La verdad es que da bronca e impotencia ir al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) a primera hora, con la intención de pedir un turno. Hay que esperar que llegue la persona que entrega los números. Eso sucede alrededor de las 8. Como si fuera poco estar desde las 5 de la madrugada para estar dentro de los 40 números que atienden en el día. Para colmo, te destrata, te falta el respeto y uno se siente humillado. Mientras, los demás, que se supone, prestan un servicio, como cualquier empleado público, toman mate, se ríen y ninguno se acerca a atender a los contribuyentes. Todo eso lo hacen porque se lo permiten las autoridades y se sienten intocables. Es todo una vergüenza.