Señor director:


En la sociedad descreída, materialista y hedonista en la que vivimos hay, sin duda, muchos mártires silenciosos. El sacerdote que limpia las paredes de la iglesia rezando por las personas que las han ensuciado con frases obscenas. La madre de familia, que se alegra y da gracias con un nuevo embarazo, el quinto, y sigue adelante con el hijo en su seno rechazando las presiones de parientes y amigos para que aborte, porque la criatura tiene síntomas de ser Down. El amigo que recomienda a un compañero de trabajo que pida el consejo de un buen psicólogo para que le ayude a vencer esas tendencias homosexuales que no quiere seguir, en modo alguno. Es la joven que comienza a vivir su noviazgo con el firme deseo de llegar virgen al matrimonio; y el del novio que reafirma ante sus amigos que da gracias a Dios por haberse encontrado con una mujer así, que le ha hecho olvidar sin pena alguna a otras mujeres que había conocido; y porque ha vuelto a tratar a Jesucristo, a confesarse y a vivir la Misa.


Mártires silenciosos. Reciben todo tipo de adjetivos, incluso insultos: "reaccionario/a", "antigua/o", "retrasado mental", etc., etc. Hasta alguno le puede llegar a decir que "¿quién te has creído?", "¿quieres llamar la atención, no haciendo lo que hacemos todos?". No les importan mucho; rezan por todos, y siguen adelante su camino.


 
Alberto Martínez   DNI 17426596