Habían pasado sólo 4 meses de aquel fatídico, desdichado y absurdo terremoto, un 15 de enero de 1944. San Juan se sumió en dolor y desesperanza.Todo era destrucción y muerte. No habían quedado templos para ir a pedir misericordia a un Dios que todo lo puede. Es por ello que desde Buenos Aires llegaron también, enormes carpas enviadas por el Ejército Argentino a efectos de ser utilizados en los templos que el sismo había destruido. Una de esas carpas llegó a la Parroquia de la Inmaculada Concepción. De a poco la vida parroquial empezaba a tener algo de normalidad. Muchas veces esquivando los escombros de la vieja Iglesia. Un 13 de mayo de ese año, y justo el día de Nuestra Señora de Fátima, los jóvenes y las hijas de María, junto al padre Luis de la Puente, realizaron actos litúrgicos en honor a la Virgen, para pedirle por el dolor que estaban pasando los sanjuaninos. Los actos se llevaron a cabo en el "nuevo templo'', una carpa de color verde y muy amplia, que para los jóvenes era el mejor templo del mundo, como muestra la foto. Estos jóvenes y la familia parroquial como así todos los fieles de Concepción, participaron para pedir a la Virgen el consuelo a tanto dolor. Muy entrajados ellos y con guardapolvos ellas, esta juventud muy devota de la Virgen María, trabajaron incesantemente para darle vida a lo que fue su iglesia, en esos momentos estaba muy herida. Mucho ayudó la juventud del padre Luis de la Puente que supo canalizar toda esta joven energía en favor de Dios. Esos jóvenes católicos nunca bajaron los brazos. Ya ninguno existe. Pero después de casi 76 años, si existen los frutos de la fe y la esperanza de saber que todo se puede.



Leopoldo Mazuelos Corts   DNI 5.543.908
Foto: José Mazuelos