Señor director:
Con estas líneas deseo rendir homenaje a esas personas que con fe y esperanza llegaron a esta tierra y formaron familias como las nuestras. A ellos, queridos abuelos, les digo:
"Para vos: que abrigaste la esperanza, lanzándote al mar sabiendo que más allá había tierras lejanas, que decían eran prósperas pero había que llegar, y que por un sueño loco, dejaste atrás, tu sangre, tus afectos, tu amor, con la idea de una vida mejor.
Para vos: que te entregaste a Dios desafiando vientos y tempestades para salir de una guerra y entrar al tibio abrazo de un mundo nuevo, y que llegaste con "una mano atrás y otra adelante” tapando miserias, pero ansiosas de abrir surcos y desgranar terrones de tierra fértil que a veces fueron de sal. Para vos: que abriendo la compuerta bañabas la tierra para más tarde sembrar ilusiones nuevas y que ansioso esperaste el brote de las primeras semillas, llenando de verde los campos pero más tarde viste quebrados tus sueños por una helada cruel.
Para vos: que quebraste tu espalda labrando melgas bajo el sol y que luchaste a brazo partido con el zonda, o con sequías que quebraban en pedazos la realidad. Que ante todo tenías un terreno que había que pagar y aún así año tras años criaste a tus hijos aquí en este bendito lugar. Hijos con manos laboriosas, buenos principios y manzanitas en la cara prendidas como abrojos al pantalón.
Para vos: que a pasos cortos, avanzaste mucho y sin tregua como tantos forjando este generoso país.
Para todas aquellas almas olvidadas por muchos en el tiempo, y a sus descendientes, entre los que me cuento, un reconocido agradecimiento y un fraternal abrazo.