Señor director:

La conclusión del "Jubileo extraordinario de la Misericordia” y el cierre de la "Puerta Santa de la Basílica de San Pedro”, acabaron con un broche de oro: la publicación de la "Carta Apostólica Misericordia et Misera”.

Se calcula que durante un año, 900 millones de fieles han cruzado las "Puertas Santas” abiertas desde África a Oceanía, desde América a Asia pasando por Europa.

La misericordia divina ha sido la protagonista y debe seguir siéndolo, porque no es un paréntesis en la vida de la Iglesia, y porque ella está llamada a ser instrumento de misericordia que no excluye a nadie.

Misericordia y misión están estrechamente unidas: Francisco ha recordado que Dios sigue siendo hoy un desconocido para muchos, y esa es la mayor de las pobrezas y el mayor obstáculo para el reconocimiento de la dignidad inviolable de la vida humana.