Señor director:
Hace unos días falleció Maria Julia Alsogaray, exministra de Medio Ambiente, dirigente de la UCD. Fue una exitosa funcionaria menemista. Afrontó un procesamiento judicial y estuvo detenida durante dos años, por enriquecimiento ilícito, en un Destacamento Policial de Palermo. Una grave enfermedad complicó sus últimos días de vida.
La pregunta es: ¿cómo es posible que la fallecida exfuncionaria, tuvo varios juicios y la cárcel hasta sus últimos días. Mientras que, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner está procesada por enriquecimiento ilícito con un embargo de 10 mil millones de pesos y 227 pruebas en la Justicia, siendo la principal afectada en todas esas causas que la convirtieron en líder de una banda de ladrones, que jamás tuvo este país. Y para sorpresa de todos, está libre. Además, se postula con total desfachatez para ocupar un escaño en el Senado, recinto invadido por delincuentes kirchneristas.
Los jueces deben responder: ¿dónde está la diferencia? Cada ciudadano debe ser respetado. No porque ocupen cargos importantes resuelvan los favoritismos políticos partidarios a favor de los delincuentes.
