Señor director: 


Con esta fiebre de hacer valer sus derechos y mostrar al hombre como el culpable y el malo de la película, hay mujeres que están creando una gran grieta. Cada día se hace más distante, lejos e imposible de cerrar. Esta zanja está tergiversando conceptos y conductas en las nuevas generaciones femeninas, que si o si tendrán que compartir este mundo con el hombre, también del futuro. 


Estoy totalmente de acuerdo que la violencia, venga de donde venga, sea masculino o femenino, o de los gobernantes, no tiene cabida en las nuevas sociedades. En ellas se ha entendido, muchas veces, a fuerza de ley, que todos/as gozan de las mismos derechos y obligaciones a cumplir. Todos tenemos el derecho de encontrar la felicidad, la mujer y el hombre, sin violencia ni resentimiento. 


Días pasados escuché a una nena de no más de siete u ocho años, preguntarle a su joven madre: - "¿Mamá, ese hombre será bueno, porque sólo mira y está callado?''. La madre la tomó del brazo retirándola de la escena y diciéndole: "Te he enseñado y dicho que no te acerques a ningún hombre. Todos son malos y uno no sabe la intención que tienen''. (Este buen señor y vecino, sólo descansaba un rato, su edad se lo pedía). 


Dicho y escuchado la advertencia y enseñanza de la madre para con su hija, descubro cuan cruel es la violencia de género, porque desde niña se le enseña y educa a las hijas, que "todos los hombres son malos". Una gran mentira. Todos venimos de una mujer y todos venimos de un hombre. Algunos hombres tienen conductas malas y dañinas. Pero la mayoría son buenos, también cariñosos, trabajadores, compañeros, muy buenos padres, hermanos y abuelos, etc., que saben dar sus vidas por sus hijos, que sufren, lloran y se ríen al lado de la mujer, y que las hijas son princesas y reinas en sus vidas. 


Las mayoría de los hombre trabajan para darle a sus hijas lo mejor, para que la vida les dé el mejor hombre o esposo y sean felices.  


En la sociedad hay mujeres buenas y también aquellas que son malas, que son capaces de matar al hijo antes de nacer, que al igual que algunos hombres caminan por camino de cornisa y no sirven como ejemplos.

Violencia de género, también es mal educar a las hijas con miedo y rechazo al hombre. El Dios que cambió el mundo a través del amor, se hizo un hombre para estar entre nosotros. 


Da vergüenza ver por televisión la violencia que se ejerce en las distintas machas y manifestaciones populares, sean hombres o sean mujeres. Veo que las mujeres que tienen que poner orden, se visten con uniformes en donde el pantalón hace al respeto de la convivencia.