Señor director:


El 2 de julio de 2020 falleció la señora Nora Aubone de De la Torre. Había nacido en San Juan el 18 de marzo de 1925. Fue esposa del poeta Antonio de la Torre, feliz matrimonio durante treinta años, que fructificó en cuatro hijos. Maestra Normal, se formó literariamente junto a su esposo, trabajando como secretaria del poeta. En 1995 publicó "Seis mujeres en la lírica sanjuanina". En 1997 presentó su libro "Azúcar y miel" y en el año 1997 el libro "Resplandor de otoño". En el año 2001 vio la luz su libro "La mujer y su nuevo desafío" y en 2014, su obra "Mi voz en el ocaso". Integró varias antologías publicadas por Ateneo Cruz del Sur. Los que conocimos a Nora, siempre admiramos su ternura, su educación, su espíritu fraternal y solidario. Nos dijo en su poema "Mujer en el ocaso":

"Mujer,/ cuando pienses que todo está perdido/ y que tu cuerpo no resiste más.// No te rindas, hermana, no te rindas,/ Dios no te abandonará.// Protege tu alma, hoy atardecida,/ Y llénala de amor, de esperanza y de paz".
En la etapa final de su vida, Nora tenía poca visión, pero la luz interior de su alma sensible y noble fue el faro que la iluminó. En "Mensaje otoñal" expresó: "Dile otoño a tu viento viajero/ que no llame a mi viejo portal,/ que al huerto silente de mi alma/ no le quedan hojas que pueda arrancar".
Siempre expresó su amor y admiración por su esposo poeta. Así lo manifestó en la poesía: "Encuentro". "Tengo una cita de amor en el cielo;/ cuando lo pienso,/ el alma se me vuelve nueva.// Espero la señal que me diga/ que llegó el momento de partir.// Dos almas que se amaron en la tierra/ se prometieron unirse para siempre,/ en el azul infinito.// Testigos del milagro de amor/ serán la luna fiel/ y las estrellas palpitantes.// Mi alma, como recién nacida,/ irá al encuentro de su alma amada.// Con paciente ternura,/
espera el instante final/ para acudir, enamorada,/ a la cita de amor en el cielo".
Mujer enamorada, decía que la muerte no podía separarlos. "Porque fuiste mi amor".
"Porque fuiste mi amor yo no te olvido/ y no hay muerte que pueda separarte;/ aflora la emoción sólo al nombrarte/ y se vuelve caricia lo vivido.// No se borran los sueños compartidos/ ni la quimera absurda de esperarte.// Si supiera la forma de encontrarte/ para tenerte de nuevo, conmigo.// Con tu ausencia mi dicha ha perecido/ y navego por mares desdichados.// ¡Pero tu alma descansa en mi latido!/ Por ser hijo de Dios, enamorado,/ has de volver de nuevo, renacido.// ¡Desde tu eternidad, toma mi mano!". Y un día de invierno, época de parrales desnudos, Nora Aubone de De la Torre fue al cálido reencuentro con su poeta amado.


Fanny Escolar de Siere
Profesora en Letras