Señor director:

Una vez más les quiero compartir a los lectores de vuestro diario, anécdotas e historias de esta lonja ribereña en la Cuarta Región de Chile. Resulta que una enamoradura desafortunada, payadura renovada, aporta filosofía del sentido común en majadas del recuerdo.

Cuando las montañas de la región eran tan habitadas como los pueblos emergentes en las riberas de los ríos tradicionales. Donde un cantautor de canciones de mineros y recovas urbanas admitía la indiferencia al amor del hombre pobre.

Las novelas pastoriles, especialmente las cervantinas, por la calidad narrativa, dejan huellas en la población serrana de iberoamérica. Así, las quijotadas caseras endilgan al discurso de la "Edad Dorada", la canción dolida y los enredos con otros encantamientos. 

Poco a poco se está repoblando la montaña que ha cambiado el ganado caprino por las vides y al canto humano por la observación astronómica. Ahora, las "atajadas" en la medialuna vicuñense dejan un tiempito para mirar cerro arriba y cantarle al amor que regala vida.