Señor director: 


Hago llegar esta carta dirigida a la señora Hebe de Bonafini, para expresarle lo siguiente: 
Como ciudadana argentina, mayor, recordando sus insultos en la época del presidente Raúl Ricardo Alfonsín, donde me asusté pensando primero en mis hijos y nietos. Luego, en todos los jóvenes a los cuales podían llegar esas malas palabras de odio y violencia, siendo un mal ejemplo para ellos. Pensé: ¿si existe la libertad de expresión, puede permitirse que un ser, con una boca como "letrina", desparramando maldad y odio pueda dar mal ejemplo? ¿Esto es libertad de expresión? ¿Y quién protege nuestra libertad a vivir en paz, sin agresiones e intolerancia? ¿No debe el Estado promover en sus ciudadanos, ser más "Persona" aprendiendo cada día una mejor convivencia, desterrando la mala educación y malos hábitos? La autoridad es necesaria (que no es el autoritarismo). 


Viendo actuar nuevamente a este ser, llamado Hebe de Bonafini, cuya profesión es "insultadora", pienso: se debería ejercer esa autoridad en protección, especialmente a los jóvenes, no permitiendo el mal ejemplo, disfrazado como ser "referente de los Derechos Humanos", siendo una afrenta a ellos, estando simplemente alineada a un partido y protegida bajo el término de la "libertad".