Señor director: 

Bajás del auto y están ahí, "trapito+ (por la gamuza que ya ninguno lleva en la mano) – ¿Se lo cuido amigo?, te pregunta de lejos. No lo mirás a los ojos. Hace tiempo que ya nadie los mira a los ojos. No somos tus amigos, pensás bajito. Cuidámelo. Porque si te digo que no, me lo vas a romper, me lo vas rayar o me vas a robar. Nunca falta el que te cobra por adelantado, te pide "su” tarifa. 

Vos seguís y haces tus cosas, porque si tenés que estudiar o trabajar, no tenés tiempo, ni ganas de discutir, si te van a sacar $20 ó $50, hasta te da igual. Cuando vuelvas ya no van a estar, pero si todavía no te han cobrado, sacás la alarma del auto y aparecen. Es automático. 

Hacés la denuncia y en la comisaria se te ríen en la cara. Les pagamos a los "cuida coches” por miedo. Eso se llama extorsión. Perdimos la libertad para decidir. Es un delito, igual, el policía te mira desde su escritorio y se ríe.  

Quién sabe, quizás él también tenía ilusiones de que podía mejorar muchas cosas y alguien se las derrumbó con la misma risa irónica con la que él te mira desde su escritorio, anotando atento en su lista de cosas que no le interesan, lo que a vos te indigna. El problema es profundo, y va más allá. 

No sé si la solución es darle un marco legal a su "trabajo+. Pero esto, por lo menos, implicaría una responsabilidad tributaria. Necesitamos la tranquilidad de encontrar el auto en el mismo lugar y en las mismas condiciones. La seguridad de que si no tengo unas monedas, no me van a bajar la puerta a patadas, ni matarme a trompadas.