Señor director:
Es mi deseo compartir con los lectores de este prestigioso diario, las costumbres y de la lonja ribereña, en la Cuarta Región de Chile. Allí, donde peñones misteriosos, moais cordilleranos, custodian paso escondido para andaduras actuales en la pasada de las aguas negras. Cuando los penitentes de romerías imposibles suelen clamar por la presencia de algún ribereño errante. Donde cobra vida el vergel con añañucas y otras hierbas.
Penitente se le denomina a restos de nieve congelados y de formas que le dan las ventiscas. Tal respuesta la ofrece el diccionario Volcán, que aborda americanismos. Adelantado al oficio de Prevención de Riesgos era el obrero "Penitente", que se adentraba en la mina para verificar si había escape de gas u otros peligros latentes. En el ámbito religioso, las iglesias de La Serena, aún guardan confesionarios desde tiempos coloniales y tal vez, se sienta el penar de alguna penitencia incumplida. El penitente viene preocupado; el promesante, despreocupado.
Los penitentes son visibles desde el camino que baja o sube por la ladera. La resolana andina que lleva a la personificación desde un "Chasqui" con su mensaje al conquistador, pensando ciudades sin fronteras. Son penitentes tranquilos ante el anuncio de la visita de Papa Francisco y la partida de cientos de promesantes a La Candelaria, en el Norte chileno.