Señor director:  


Como esas brasitas que permiten dorar al rescoldo algunas delicias para el paladar, quedan justamente ascuas aún de ciertas delicias para el alma que nos dejó la puesta en escena de "Sueños de Libertad'' en la FNS. Quiero destacar el enorme trabajo de compaginado y arte digital en los magníficos dibujos de Jorge Rodríguez y Gavis Robledo dirigidos por Luciana Assandri, y las escenas con personajes de carne y hueso que tomaron dimensiones tan reales en las batallas, como en la escena del casamiento y en la aparición de ese San Martín anciano que cautivó con ternura varias veces. Felicitaciones especiales para los animadores en 2D y 3D. 


Leyendo una breve biografía sanmartiniana que define los años de su vida que van desde 1824 a 1850 en el exilio, que antecedió unos cuantos años a mi mirada sobre este cuadro tan delicadamente plasmado al detalle durante la representación, ese San Martín del Ing. Kuchen es el que uno imagina en el decurso de la lectura y ésa la tierna relación con su hija. 


Es más, conozco tan al detalle desde hace mucho la descripción de San Martín en su féretro por parte de un antiguo empleado de la Catedral de Buenos Aires, testigo de una de las poquísimas veces que se lo abrió para efectuar algunas tareas de conservación del monumento y del cofre que lo contiene, que siempre me he quedado más con los retratos de los últimos tiempos del prócer, de Jean Baptiste Madou: El de sus 70 años. 


De joven sin embargo, la idea es otra, pero se vio un sólido protagonista, en la persona de Guillermo Kuchen siguiendo no un estereotipo de manual sino acercándonos una persona decidida y firme. Hasta el sudor inevitablemente real por obra y gracia del calor y las luces contribuyó a dotar los momentos claves de una humanidad indubitable a nuestro Padre de la Patria del escenario.  


Otro punto destacable fue el despliegue musical y de sonido desde los compositores, la orquestación, arreglos y edición que sonaron magistrales, algunos temas cuando se revé el video, se quedan en el alma para tararearlos y mucha de la música instrumental puso melancolía dándonos en los momentos cúlmine el toque emotivo que hasta un grillo supo entregarnos, mientras nosotros aplaudiendo, éramos las estrellas lejanas azules de esa noche del prócer y Remedios. Otro gran trabajo fue el de las direcciones técnica y artística del teatro aéreo.  


Si Graciela Borges ha sido la primera sorprendida al preguntar si eran actores locales, qué menos podemos nosotros que felicitarlos y felicitar a la organización por haber logrado la admiración de una grande de la escena nacional.