Los últimos resultados de las pruebas de aprendizajes nacionales en primaria fueron contundentes: se ha incrementado el porcentaje de chicos y chicas que no alcanzan los mínimos logros en aprendizajes troncales esperados para poder comprender un texto y resolver problemas matemáticos. En Lengua este porcentaje se incrementó más de 19 puntos respecto a la medición anterior. Este escenario es crítico, pero más aún, la enorme brecha que hay entre los aprendizajes de los chicos de sectores vulnerables y aquellos de sectores altos: mientras que 7 de cada 10 estudiantes del nivel socioeconómico bajo tiene desempeños no satisfactorios en lengua, 2 de cada 10 se encuentra en esta situación entre los estudiantes de sectores socioeconómicos altos.

Datos relevados antes y durante la pandemia señalan las grandes barreras que operan en el acceso a los aprendizajes: factores sociales y económicos vinculados a la disponibilidad de recursos materiales, tecnologías y acompañamiento familiar impactados por la disminución de ingresos en los hogares, y también factores escolares: capacidades y recursos en las escuelas y entre los equipos de conducción y docentes para enseñar y acompañar las trayectorias educativas y la interrupción de las clases presenciales. Mucho se puede hacer desde el sector para reducir estas brechas. Fortalecer al sistema educativo y a las escuelas y sus equipos es un factor clave para mitigar las desigualdades sociales y económicas. 

Por su lado, las encuestas nacionales mostraron que la mitad de los docentes no tenía las herramientas y saberes para trabajar en modelos híbridos y, muchos de ellos, falta de acceso a la conectividad o equipamiento tecnológico, al igual que la mitad de los hogares que no cuenta con una computadora en su hogar.

La interrupción de la presencialidad reciente impactó fuertemente también en la situación emocional de los chicos y chicas, un tema que debe ser parte de la agenda presente y futura.

Ante este panorama es fundamental proteger la inversión educativa necesaria y profundizar estrategias de transformación de la educación a gran escala basadas en un pacto social de mediano y largo plazo. Hay una gran deuda con las infancias y adolescencias, y la educación debe ser la máxima prioridad entre las políticas de desarrollo hoy y en los próximos 10 años, para que ningún niño ni niña quede atrás.

Cora Steinberg
Especialista en Educación de Unicef Argentina.