Señor director:
He leído todos los comentarios publicados en DIARIO DE CUYO sobre esta versión de "La Traviata”. Mi primera Traviata fue en el Teatro Colón, con mis padres, cuando tenía sólo 8 años. Fue en julio de 1956, con Antonieta Stella en el rol de Violeta, G. Prandelli como Alfredo y M. Sereni como su padre. En 1960, ví en el mismo teatro, una Violeta espectacular, con Ana Moffo, sin contar las del exterior con Beverly Sills, como Violeta. Entre las versiones que ví, no puedo dejar de mencionar el retorno de la ópera a San Juan, producido por la "Fundación Opera de San Juan”. Después de 50 años, en el 2006, con "La Traviata” cantada por Gabriela Bulich en el rol de Violeta, Santiago Burgui como Alfredo y Alejandro Meerapfel como su padre.
La última función de "La Traviata 2017”, en el Teatro del Bicentenario, fue digna. Pero deseo mencionar algunas falencias que deben ser corregidas si pretendemos que este recinto, se convierta en el segundo teatro lírico del país.
Desde el punto de vista vocal, me pareció que Leonardo Estevez fue lo mejor de la noche. Su timbre es ligeramente oscuro y bastante robusto. Dispone de una excelente zona media muy expresiva y muy bien matizada.
Marina Silvia tuvo un buen desempeño general en Violeta con algunos contrastes. En el primer acto no pareció muy cómoda. No me satisfizo "Sempre libera”. En cambio, más adelante, impactó con su voz de soprano lírica. Tiene un timbre cálido y cualidades dramáticas importantes. Tuvo muy buenos pianísimos en el dúo del segundo acto con Germont padre, sobre todo en esas frases que Violeta tiene como contestación y que parecen suspendidas, en tanto que su "Addio del passato” continuó con esa belleza, tiene muy buen fraseo y dice bien el italiano. No en vano José Carreras la eligió para su gira sudamericana. Podríamos decir que anoche se vió una Violeta con buena interpretación, con buena presencia escénica y una esmerada línea de canto.
Sebastián Russo (Alfredo) es también de las figuras jóvenes de la lírica argentina. Tiene poco caudal vocal pero no ha tenido fallas. Quizás requiera alcanzar mayor soltura expresiva. Tal vez un Nemorino o Lindoro le encajen perfectamente en su voz. Mi impresión es que el Teatro del Bicentenario no tiene la misma acústica excelente que el Auditorio Juan Victoria. Entonces hay que llenar semejante volumen con caudal vocal.
El Coro fue el ganador de la noche junto a Estevez. Excelente y tal como lo hubiera querido Verdi, amante de los coros en sus óperas. El subtitulado estuvo perfectamente sincronizado y bien traducido. El vestuario fue casi lo peor. Se apartó de lo ideado por Verdi y Piave. No se respetó el contexto histórico.
Este Teatro debe servir de catapulta para los cantantes, músicos, técnicos y utileros que surgen de nuestra Escuela de Música. Es francamente irritante que en el programa impreso sólo se muestren las biografías de los cantantes venidos de afuera de la provincia. ¿No hay nada para decir de la trayectoria y progresos de Romina Pedrozo? No existe ni la mínima mención en el programa, salvo en el listado de roles.
Desprolijidades que deben ser corregidas.