Señor director:


Es evidente que la mujer puede ser igual al hombre en muchas cosas, pero lo que ya no está tan claro es que el hombre pueda estar a la altura de la mujer en algunas otras muy importantes. No hay problema en cosas como mandar una empresa, o conducir un autobús o tirarse en paracaídas, en el ejército, en un banco o dando clase, pero en lo que resulta insustituible la mujer es en engendrar y dar a luz a una nueva persona. Ahí los hombres sólo pueden contemplar y ayudar, una vez que el proceso se ha puesto en marcha. Aunque pueda que las haya, no conozco a ninguna mujer que se haya sentido mal porque no la hayan llamado como esas "pasajeras y pasajeros'' que son invitados/as a subir al avión, según la última moda de algunas líneas aéreas; sin embargo, tienen que hacer la fila, aunque estén embarazadas, en la taquilla, en la cola de embarque, o a la espera de que llegue un taxi. La verdadera revolución se producirá cuando hombres y mujeres respeten y protejan la maternidad. Porque las mujeres embarazadas tienen la llave del futuro de la humanidad, mientras los demás hacen lo que pueden.


 
Juan García   DNI 7.813.889