Señor director:

Como exdocente, y como ciudadana de San Juan, me dirijo a ustedes y compartiendo la preocupación de alumnos, a los cuales se le suspenden las mesas de exámenes, viendo su entusiasmo y responsabilidad frustrados. El daño a esta juventud es grande. Comparo, caso concreto, mi nieto, inscripto en una universidad de Mendoza, no deja de estudiar y rendir, siguiendo un ritmo organizado y constante. Con profesores abocados a dar clases y tomar exámenes, con gran esfuerzo (por el nuevo sistema on line) y con resultados ¡asombrosos! Puedo pensar que quizás el gremio, incida en las medidas. Como licenciada en Ciencias Políticas, tengo analizado cómo los gremios y sindicatos han desvirtuado su rol, convirtiéndose en un verdadero mal para el país. Pertenecí al período de la universidad donde los profesores y alumnos nos dedicábamos a dar lo mejor de sí, cumpliendo nuestras responsabilidades. Creo, por lo observado y analizado a posteriori, la politización de la institución, en vez de mejorar, desvió su verdadera finalidad. Siento ser tan directa en expresar mi sentir, pero la urgencia de nuestra realidad, en Argentina, y como exdocente de esa institución, orgullo por el reconocimiento internacional en el campo académico, me obliga a hacerlo. Es de esperar comprensión y medidas favorables, con el apoyo y dedicación del cuerpo de profesores.