Señor director: 


Nobleza obliga y más en mi caso, en que casi todo el tiempo de mi vida compartí con este grande como hombre, padre y mejor profesional médico. Me refiero al doctor Gilberto Ávalos, conocido como "el Beto". Nos conocimos desde la infancia. Luego compartimos la adolescencia en el Colegio Nacional "Monseñor Pablo Cabrera" y en la Universidad Nacional de Córdoba, aunque no compartimos las aulas ni las materias, estuvimos en los servicios de Radiología y de Otorrinolaringología del Hospital de Infecciones Rawson. 


Recuerdo que siempre estaba acompañado de su requintio (tipo de guitarra más chica y con un sonido metálico y más melodioso). Ejecutaba temas folclóricos y boleros, dedicados a su esposa, Luisa Peñalba. 


Siempre compartimos reuniones y serenatas acompañados por personas destacadas de nuestro medio. También compartimos la actividad médica. Con otros profesionales fundamos el "Sanatorio Privado Guidet" hasta que se transformó en el "Sanatorio Mayo". 


Con su esposa Luisa y el matrimonio de Marta Gómez y Pepe Lloveras formaron el cuarteto musical y vocal denominado "Los manantiales". Tuvieron una actuación extraordinaria, con gran éxito y un amplio repertorio, destacando en mi gusto el vals "Negrita" y la cueca "Corazón", de Torres Puerta, primer disco larga duración que grabaron con gran éxito. 


Quiso el destino que en una ocasión nos encontráramos en el Congreso de la Nación, en ocasión de recibir sendas distinciones ellos por su canto y yo por mi defensa y difusión del tango, a través del museo de mi creación. 


Siempre actuaban en las tertulias que organicé a beneficio de la escuela para sordos, que luego fue la "Escuela José A. Terry" de la que tuve el honor de ser su primer director. 
Vivimos tantas cosas. Hoy lamento su ida. Su ausencia será añorada.