Señor director:
Este escrito está dirigido a mi hija, pero considero que es el sentir de muchas madres que tienen la suerte de contar con un ser tan especial al lado de ellas:
"Hoy te reté por estar jugando con tierra, estabas muy entretenida como sucia. Se suponía que me ibas a ayudar a limpiar. Ya vas a ir a segundo grado, estás grande para esas cosas. Te mandé a bañarte. Buscaste la ropa vos solita, pero querías ponerte la ropa que tenés para salir. Te di otra muda para que te pongas, vos enojada y sin ganas te metiste al baño con un portazo final. Sos muy chiquita para hacer esos escándalos. Te volví a retar por hacer eso. Parece que fue ayer que te bañaba en la bañerita de osito y te ponía lindos vestiditos, generalmente color rosa. Hoy ni lo querés ver a ese color. Ya sabés elegir, ya querés dirigirte sola, sos tan grande, y a la vez tan chiquita.
Cuando ya es tarde no te querés dormir, pero en la mañana seguro no te querés levantar. No sos ni grande ni chiquita. A todos nos pasa. Pero después del no me quiero dormir tuyo siempre espero tu "hasta mañana mamá” y siempre llega; no como mis cuentos que se suponía leerte todas las noches, ya ni los esperás. Ya vas a ir a segundo grado, otra vez a rabiar con vos para que hagas los deberes prolijos, odias tanto que te borre lo que escribiste cuando lo hacés muy por arriba del renglón. Te molesta tanto cuando te hago repetir la oración que leíste mal. Terminamos siempre enojadas, pero lees bien, me importa mucho como hacés las cosas. Me gusta que te esmeres. Me buscás siempre para que te ayude o para mostrarme cómo queda. Te fijás en mi reacción cuando veo las pruebas o los trabajitos. Te reto si te olvidás de la merienda en la casa y la verdad que yo te la tengo que meter en la mochila. Quiero que seas responsable. Te hago sentir grande. Te hago sentir chiquita. La más irresponsable soy yo que te responsabilizo tan chiquita retándote, creyendo que sos grande. Vos me hacés sentir grande y me hacés sentir chiquita. La verdad vos sos perfecta hijita.”
6
