Señor director:
Con motivo del centenario del fallecimiento del escultor francés Auguste Rodin, se presenta una exposición en su homenaje desde el 22 de marzo pasado hasta el 31 de julio del corriente año en el Grand Palais, de París.
Se muestran trescientos cincuenta obras, de las cuales doscientos son de Rodin. En parte es una retrospectiva y también un ejercicio comparativo, al mostrar obras de otros escultores influenciados por ese artista.
Auguste Rodin (1840-1917) fue el autor de las esculturas más retratadas de la Historia del Arte. Ocupa un lugar preponderante en las enciclopedias.
Su casa – museo en París es una de las citas de los turistas que visitan la ciudad a orillas del Sena.
El cuerpo humano fue el tema favorito de su lenguaje artístico. Logró favorecer la fuerza del gesto, la textura de la piel. Convirtió la luz en protagonista. El bronce fue uno de los materiales más apreciados para sus esculturas. El mármol era otro de los materiales en que enfatizó el trabajo del cuerpo humano.
Rodin se formó como autodidacta, lo que le permitió tener una visión distinta de los cánones de la Academia.
Algunas de sus obras más importantes son "El beso", "El pensador", "La edad de bronce", "Las puertas del infierno", "Balzac".
El beso es una escultura de 86 centímetros que representa a dos personajes del medioevo, los cuñados Paolo y Francesca. Ambos fueron asesinados por el esposo de Francesca, quien los sorprendió en actitud adúltera. El tema había sido tratado por Dante Alighieri en la Divina Comedia.
Los críticos de arte expresan que después de Miguel Ángel, que nació cuatro siglos antes, no surgió un escultor tan relevante como Rodin. Logró reflejar las emociones a través de la expresión del cuerpo y los rostros de los personajes de sus esculturas. Esas esculturas son una masa viva, de la que surgen pasiones y las fuerzas interiores del alma humana.
Rodin supo hacer hablar a los cuerpos en el mármol y conseguir la elegancia de las formas. Creó un mundo en el que las figuras tienen comportamiento y actitud propia. Inauguró una nueva etapa en el ámbito de la escultura.
Con la energía creativa de sus obras talladas, Auguste Rodin renovó la escultura occidental, anticipando en el siglo XIX los criterios estéticos para el siglo XX.