Néstor Rodolfo Heredia (Rolo), de gran trayectoria periodística, fue editorialista de DIARIO DE CUYO. Por siempre en los corazones de sus compañeros y amigos.

El "Rolo” (Néstor Rodolfo) Heredia se ha ido. Se fue yendo despacito, caminando por las orillas de la vida, como no queriendo molestar. Siempre al lado suyo, Kuky, sutil y laboriosa compañera. Un año le costó recuperarse de aquel derrame. Hasta que una tarde, no hace mucho, lo ví caminar solo, sin asistencia, por las veredas de nuestro barrio. Alegre de verlo, interrumpí su marcha y con un abrazo le dije, nos dijimos, muchas cosas. Mi amigo, por quien vivo aquí, en este barrio. Y por el "Negro” Carlos Alfredo Mendoza, que me interesaron para que me inscribiera, en este barrio, el Universitario, que se ideó en la Universidad de San Juan.

Pero el final estaba cerca, sin haberme percatado de ello, pues al verlo así, tan bien, pensaba que los peligros ya estaban superados. Pero no. Hace unos días, casi que no se levantó después de la que sería su última noche, y fue como que prefirió seguir durmiendo. Convertido en espíritu, habría de acariciar por última vez la cabellera amada, y tomó camino, sin estridencias, hacia el más allá. Sin reproches ni lamentos, aceptó la decisión de Aquel, que finalmente lo que hizo fue otorgarle un tiempo más. Tiempo que habrá aprovechado, a lo mejor, para comprender, para amar, balancear, pedir perdón y perdonarse, y acaso reconciliarse con su destino.

Era un hombre inquieto, por eso el amor por la mecánica, que lo impulsó a ser piloto de avión, desde donde, seguramente, como los cóndores, aprendió a ver la vida de otra manera. Una visión que pocos afortunados pueden tener, desde el cielo de un domingo por la tarde.

Esos encuentros en su casa, con un grupo de sus compañeros de DIARIO DE CUYO, me serán inolvidables y los atesorare más aún, sabedor que nos estabas regalando los instantes finales de tu vida. Como aquella vez, hace poco, que nos invitó a celebrar sus cincuenta años de matrimonio, junto a Kuky, gentil compañera.

Te debo una canción Rolo. No se por qué imaginé que estarías estrechándote en un abrazo con mi hermano Daniel, que fuera tu gran amigo también allí, en la redacción de este DIARIO DE CUYO, que tiene el embrujo de juntar almas que parecen gemelas. En ese gusto que nos damos de poder escribir y que en vos se tornó en pasión.

Adios, hermano.

 

Por Orlando Navarro
Periodista