El stand de San Juan


La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, se realiza todos los años durante los meses de abril y mayo. Está entre las cinco más importantes del mundo junto con las de Frankfurt, Sao Pablo, Guadalajara, Londres y la Book Expo América. Reúne anualmente a más de 1.200.000 lectores de todo el mundo atraídos por la nutrida oferta de textos y actividades culturales. La edición de este año dio comienzo el 25 de abril y se extenderá hasta el 13 de mayo. El stand de San Juan está ubicado justo a la entrada por Avenida Santa Fe, que da la bienvenida a los visitantes que cada día llegan a la feria. Imponente, una pantalla gigante muestra en forma ininterrumpida nuestros paisajes. Cómodas sillas estratégicamente colocadas reciben a quienes disfrutan y escuchan nuestra oferta cultural. Un dinosaurio en altura que domina todo el perímetro y los imprescindibles estantes -porque de eso se trata-, repletos de títulos de autores sanjuaninos de todos los tiempos. Letras, ritmo, color, música le dan vida a este lugar donde los que tenemos el privilegio de concurrir podemos contar sobre nuestra tierra sanjuanina a los miles que lo visitan cada día: Españoles, alemanes, Centro y Sudamérica toda, solicitando folletería y referencias de nuestra provincia. Todos interesados en visitarnos. También aquellos que alguna vez fueron por San Juan y quedaron con ganas de volver, maravillados con nuestro clima y paisajes. Por último, los muchos comprovincianos que por un motivo u otro dejaron sus raíces para venir a vivir a la urbe y que gracias a esta propuesta vuelven a sentir y respirar aromas de su tierra. Fieles al lema de este año, "Patrimonio'', SADE San Juan fue la encargada de contar desde la perspectiva de cada uno de los escritores, todo lo que nos pertenece por construcción y por historia: fechas, lugares, mitos, leyendas, pasado y actualidad encerrados en textos y poesías que arrancaban espontáneos aplausos. Eso nos permitía luego interactuar explayándonos a gusto, porque -concluida la presentación-, el límite lo decidía el visitante. ¡Qué responsabilidad y qué honor poder ser la voz, durante tres días de este pedacito de suelo argentino. Poder transmitir a tanta gente cómo vivimos y cuanto hemos logrado! Y al final del día, cuando las voces se acallan, las guitarras vuelven a sus estuches y los volados de los vestidos se aquietan. Ver partir a cada uno con sus inquietudes satisfechas, el corazón rebosante, las pasas de uva y el membrillo apretados como un tesoro. Nos queda la satisfacción de la tarea realizada y por sobre todas las cosas el orgullo de ser sanjuaninos.



Por Silvina Atencio
Escritora