Señor director:
Soy una persona mayor. Un hombre que está en el otoño de su vida. Pero, eso no hace que me deje de emocionar ver a los niños con una escarapela colocada en sus ropas, del lado del corazón. Es que en esta Semana de Mayo, esos colores maravillosos celestes y blancos parecen resaltar más. Se notan no sólo en el sentido de la vista, sino en todos los sentidos. Gustar la libertad, la independencia, tocar ese paño sagrado de nuestro bendito país.
Si, son esos colores que hermosean la ciudad. Cintas, escarapelas, gallardetes y todas esas decoraciones que hacen las manos prodigiosas y amorosas de nuestras mujeres sanjuaninas, argentinas. Ellas, que siempre estuvieron y están presentes cuando el honor de nuestra patria, nuestra tierra, lo demandan. La mujer argentina, poniendo ese dulce toque femenino a las decoraciones patrias.
Quizás, los años de vida transitados me llevan a tener una mirada reflexiva de la vida. Por eso aliento a madres y padres, que les inculquen a sus hijos el amor por nuestra querida patria, sus tradiciones y cultura.
Que sea un acto de amor el colocarse esa escarapela en el pecho, embanderar nuestras casas, lugares de trabajo, vehículos y todo lugar donde podamos prepararnos para celebrar esta fiesta que significó el primer grito de libertad de este pueblo, allá en el 25 de mayo de 1810.