Señor director:


Lo sucedido en la primera final de la Copa Libertadores en el estadio de Boca Juniors nos tiene que llenar de esperanza. No hubo que lamentar incidentes, ni dentro ni fuera del campo de juego. Tampoco actos de violencia ni en Buenos Aires ni en el país. Los protagonistas del espectáculo fueron medidos y prudentes en sus declaraciones. Todos, sin excepción, dieron palabras de respeto y promovieron tomar las cosas como son, al menos en este caso: un acontecimiento deportivo, nada más que eso. Si al menos, lo acontecido el pasado domingo, lo aplicáramos en la vida cotidiana, como en las altas esferas de la política entre gobernantes y oposición, creo que este barco en el que estamos todos los argentinos puede salir de las tormentas de manera más rápidas que lo esperado. En síntesis, la educación, los valores morales y el trabajo en equipo, nos pueden llevar a mejor puerto.