Señor director:


Se han cumplido 76 años de aquel trágico sábado 15 de enero, que marcó un antes y un después para los sanjuaninos. Desde aquel 1944 han pasado tantos años, que son pocas las personas que quedan para recordarlo. En mi caso tengo algunos recuerdos gracias a las fotos de mi padre que pudo captar las consecuencias del terremoto unas horas después de acontecido.


Entre uno de esos recuerdos está el de dos ancianos que vivían en Concepción en una casa sencilla de gruesas paredes de adobes y techo de caña sostenido por pesados palos rollizos. Como único familiar tenían a Augusto, un joven de unos 20 años quien al momento del siniestro no se encontraba en la provincia. Al enterarse de lo ocurrido tardó más de un día en regresar a la provincia y al llegar se encontró con la mala noticia de que sus abuelos habían sido llevados al cementerio para su cremación. Fue la medida que se tomó para evitar que tantas muertes, más de 10.000 personas, pudieran provocar alguna epidemia.


Fue tan grande el dolor de ese joven que le costó entender como un día las fuerzas de la naturaleza le podían arrebatar a los seres que más quería en esta tierra. 



Leopoldo Mazuelos-Corts   DNI 5.543.908