Señor director:

Hoy se cumple un aniversario más desde que un terremoto enlutara a la provincia de San Juan y a todo el país. Por semejante catástrofe que destruyó casi todo el Gran San Juan y dejó como saldo alrededor de 10.000 muertos. Ocurrió el 15 de enero de 1944. Muchos comprovincianos quedaron bajo los escombros. Esta tragedia se recuerda cada años para honrar a los fallecidos y aprender cada día más sobre San Juan. A más de medio siglo de aquella nefasta jornada, casi ya no existen testigos que tuvieron que vivir ese terremoto, a no ser por fotos o documentos de cómo la ciudad se transformó en un sólo escombro o ruinas que reflejaban la magnitud de la destrucción de la naturaleza. 


Las generaciones posterremoto, no tienen un concepto de cómo fue y cómo se vivió "el terremoto del 15 de enero de 1944", pues San Juan se abocó a la total reconstrucción de una nueva ciudad y encontrar alguna ruinas después de tantos años, sería un absurdo. Pero, sí existe una, que es un testigo, (que debe ser la única) de cómo quedaron la mayoría de las viviendas después del terremoto. 


Sobre calle General Acha al 800 Norte existe una vivienda, que empezó a construirse en el año 1942, donde vivían los Cerdosos, Rogelio y Nimia, antiguos vecinos del departamento de Concepción. Los nuevos dueños empezaron a construir una nueva vivienda, ya con las exigencias antisísmicas, que hasta sótanos tenían, vivienda que a medio construir, también sufrió los embates del terremoto, quedando paralizada la construcción, pues las circunstancias así lo exigían. Este único testigo, se conserva tal cual quedó después del terremoto, y se puede ver la fuerza de aquel sismo. 


Los vecinos, la Unión Vecinal, entre otras instituciones, gestionaron su cierre, pero nunca se logró que los actuales dueños tomaran conciencia de lo que este sitio significa en la actualidad, sirve de guarida de delincuentes y alimañas, creando un peligro permanente a la vecindad. 


Este único testigo podría aprovechar para mostrar a las nuevas generaciones de lo que fue aquel terremoto del 15 de enero de 1944. Estas ruinas, hoy, casi una joya de la historia y triste recuerdo, debería servir para hacernos reflexionar y respetar el lenguaje de la naturaleza.


Leopoldo Mazuelos Corts
DNI 5.543.908