Señor director:

Hoy quiero revalorizar a todos los entrenadores de rugby. Aquellos que quitándole tiempo a su tiempo, se esfuerzan doblemente, luego de salir cada uno de su trabajo, para brindarlo a los hombres de primera división. También a los más jóvenes. Por todo ello, en este mes del trabajador, brindo por ustedes, que entregan todo de si: conocimiento, talento y mucha paciencia para lograr éxitos en este deporte tan especial que es el rugby.

Traer y llevar los conos, las pelotas y las camperas que se olvidaron algunos chicos en el entrenamiento anterior. Tantas veces nos tocó ser "papá postizo”, como aquella que al más revoltoso del grupo se le murió un hermanito al nacer, o cuando el cabezón llegó con los ojos rojos, porque le dijeron que, a Santiago, su abuelo preferido, no lo vería más. Y, con toda sensibilidad, suspendimos el entrenamiento y nos dedicamos a hablar con los chicos, de la vida y el valor de los afectos.

Me despido con el afecto sincero y el ya tradicional ¡abrazo de fowards! Hasta siempre y que Dios bendiga sus vidas. Gracias por tanto esfuerzo y dedicación.