Señor director: 


Mientras la tecnología avanza a pasos agigantados, el hombre va involucionando. Hasta ha perdido los sentimientos para con el hombre mismo, como también con animales. La crueldad no tiene límites y la inmoralidad nos está sepultando. En Tailandia y otros países del mundo existen ignorantes depredadores de animales, muchos en vías de extinción. El único culpable de esto es el hombre. 


Una de sus víctimas es el "Loris perezoso", un mono de singular belleza, que por su ternura es considerado unos de los primates más bonitos y dóciles que habitan la Tierra. Estas características los ha hecho pieza codiciada por estos cazadores, para convertirlos en mascotas de familias que creen que tener "mascotas exóticas", los hace diferentes. 


El "Loris", de apenas unos 20 a 25 centímetros y no más de 500 gramos de peso, está sufriendo una indiscriminada caza, que se estima que en no mucho tiempo ya se habrá extinguido. 


Los loris, por ser animales trepadores, que casi viven toda su vida colgados en los árboles, necesitan sus brazos para treparse y como mecanismo de defensa en su lugar de hábitat. Pero el hombre, lo tortura de tal manera que a fuerza de rascarle él sus axilas, el mono levanta sus brazos, porque ello le produce un intenso e inmenso dolor. 


Nadie hace nada. Los gobiernos, como siempre, cómplices. Los traficantes llenándose los bolsillos, y los compradores, pobres infelices, hacen un cóctel tan dañino, que se están matando a sí mismo, matando a la naturaleza.