Señor director:


Quiero expresar con este mensaje un profundo y merecido agradecimiento a un hombre que llenó con su bondad y sabiduría la vida de una familia que tuvo el privilegio de conocerlo, de tratarlo y no sólo de recibir la atención de sus conocimientos médicos, sino más aún; de experimentar que la ética profesional y la humana van unidas de la mano cuando no existen límites para dar todo de sí mismo en pos de la vida de los demás.


Sé que este espacio es limitado, y que los sentimientos que inspira en el seno de nuestra familia son inmensos, pero las cosas más valiosas a veces se expresan con una mirada o una sonrisa, que muestra el alma, dándole sentido a la relación humana.


Esta relación ocupa el espacio de muchos años, desde que mi hija llegó a este mundo para llenar mi hogar de luz y alegría; desde ese momento el Dr. Carlos Sánchez Biestro fue para nosotros una guía segura, un consejo oportuno, una solución constantes para los problemas de salud anteponiendo el cuidado de los niños sobre todas las cosas.


De esto, hace ya 27 años. Y su constancia, amor y pasión por su profesión no han cambiado en nada. Hoy soy abuela de un hermoso niño para el cual ya es como un "abuelo", por el incalculable amor que recibe de él.


Su consejo tiene la sabiduría de los años vividos, su sonrisa la frescura de su alma joven, su palabra la profundidad de los sentimientos de un amigo.


Es difícil expresar con palabras el caudal de amor y de bondad que inspira su presencia y vuelvo mi mirada al interior del corazón para decir ¡gracias!; mil veces gracias, Dr. Carlos Sánchez Biestro, ángel hecho hombre, que Dios puso en la tierra para inspirar los sentimientos más nobles y delicados en el corazón de quienes tenemos la dicha de conocerlo y tratarlo.