El viernes pasado se celebró la jornada del buen trato. Considero que es muy positivo que cada tanto recuerde a todos los que conformamos esta sociedad, la necesidad de ser misericordiosos y amables con nuestro prójimo. Es más, elevo la apuesta e invito a que todos, sea cual sea el ámbito que ocupe, que pruebe con ser amable en las tareas habituales que realiza. Desde un mozo en un café, pasando por los empleados de comercio, empleados públicos provinciales y nacionales, docentes, médicos de organismos estatales y hasta los agentes de Policía y otros servidores públicos, sin dejar de lado dirigente o personas que ocupan cargos superiores en ámbitos públicos o privados. Todos deberíamos comprometernos a tratarnos un poco mejor y así veríamos como la sociedad mejoraría sustancialmente. Necesitamos de la comprensión y los buenos modales para cambiar una sociedad que se muestra, muchas veces, intolerante y conflictiva. Esto no quiere decir que hay que tomar las obligaciones sin responsabilidad. Quiere decir que la vida no está para mortificarnos los unos a los otros con el solo objeto de sacar ventajas o consolidar posiciones. Hay que confiar más en los talentos de cada uno o en las capacidades y dejar que cada uno los desarrolle libremente sin presiones. Sólo así se conseguirá una sociedad más feliz y productiva.