Señor director: 
En cualquier ciudad del mundo, la colocación de papeleros o recipientes en los que la gente puede arrojar basura es muy bien visto. Contribuye a que tengamos un ambiente menos contaminado y estéticamente más limpio. Por eso no alcanza a comprenderse, porque la misma gente se resiste a adaptarse a los cambios y adquirir hábitos que, de una u otra forma, no dejan de ser inculcados en la escuela o en otros ámbitos.

 
Vivimos hablando de que hay países del mundo en los que no se ve un solo "papelito" tirado en la vereda o en la calle, o en los que la limpieza es admirable. Pero acá parece ser que ese detalle no nos interesa y al sentirnos liberados por la falta de controles o sanciones, no nos privamos de tirar a la vía pública toda la basura que podemos. 

Como reza el viejo dicho de que "para muestra basta un botón", hace unos días vi con cierta satisfacción que en las inmediaciones de las paradas de colectivos, ubicadas en distintas esquinas de la ciudad de Caucete, fueron colocados papeleros. Esto a fin de que la gente tenga la posibilidad de arrojar allí envoltorios de galletas, caramelos, pañuelos descartables y otros elementos similares.  

Están muy bien realizados y pintados prolijamente, por lo que no desentonan. Además de constituir un elemento muy útil y necesario. Pero hay algo que todavía no se comprende y en eso habrá que hacer un poco más de docencia para que todos usemos esos recipientes adecuadamente.  
Como muestra la foto, todavía no se toma debida conciencia para que han sido colocados en esos lugares y siempre hay personas que por un error de emboque o porque no le interesa, termina arrojado los papeles fuera de los cestos. 

Esperemos que en poco tiempo más nos acostumbremos a utilizarlos debidamente para que todo papel, envoltorio o deshecho en general no vaya a parar a la vereda o la calle. Solo así lograremos tener ciudades más limpias y menos contaminadas.