Señor director: 


Con mucho placer quiero compartir con los lectores de este diario las anécdotas e historias que suceden en lugares de la Cuarta Región de Chile. Aquí el verano se vive de manera singular. Ver una pantalla entusiasta, tarima festivalera, revive actuaciones siempre vivas de artistas del cancionero popular para la viudez veraniega en la vereda andina. 


Una estudiantina con sus guitarras y mandolinas irrumpe reforzando el raspado de la aguja sobre el disco de acetato. Donde las muchachas de la "Plaza España" cobran vida hasta en las generaciones actuales. 


Enero, personificado tal como un músico ambulante, ha partido con sus cajas y fundas de instrumentos antiguos y contemporáneos. Ya es una figura literaria Sin embargo, gracias a los desvelos de Youtube y Google, con la iniciativa de llevar registros musicales en video a los rezagados de hostales, camping y balnearios, entre otras alternativas, sigue.  


Cientos de internautas eligieron la siesta veraniega para verificar si la ciudad cantada por Gamelín Guerra gana o pierde dinamismo, ahora, en el siglo XXI. ("Antofagasta dormida"). Y, las respuestas vienen en camino. Por otra parte, el aire propio de cada país -"Mis noches sin ti", Recuerdos de Ypacaraí y otras con un par de cuecas: "La Consentida" y "El guatón Loyola". Cabe destacar "Mama Vieja" cantada por Gatica en su comienzos; la Zamba y la apología emocional que llega hasta Deolinda Correa y el paisaje de mar a mar. 


Finalmente, Lucho Gatica y su canción, con el acompañamiento de Roberto Inglés en el piano, a las muchachas de la Plaza España. Sí, aquella de los años juveniles.