Señor director:

Es un honor para nuestro presente, celebrar con gozo y con amor nuestros valores patrióticos. Nos honra difundirlos y brindarle nuestro reconocimiento, porque ocupan un preciado lugar en nuestros sentimientos de argentinos que conocen más de cerca la historia nacional.

Valla para aquellos hombres de Mayo nuestra admiración por por su labor y por su vocación de patriotas ya que a riesgo de exponer sus vidas en la contienda de las luchas intestinas de la época, con toda entereza mostraron sus convicciones en muestras de amor a la causa de la liberación de la patria. Virtudes que hoy moran en el corazón de muchos habitantes que gozosos están en este suelo argentino.

Hoy en estos días hay quienes dicen ser patriotas y caminan por el sendero de la corrupción, como si esto fuera una condecoración. Buscan con afán el camino del privilegio dentro de sus anhelos de vida fácil.

Después de Mayo de 1810, mucho se alardea, desde la tribuna política, del democrático desempeño de la vida política del país. Sin averiguarlo podemos decir, porque lo hemos vivido, que hay algunos que gestionaron cosas buenas, pero tenemos la sospecha de que también hay algunos que tienen la magia de saber esconder sus travesuras. Esta clase de comportamiento es el que ha llevado a la crisis y la mala vida por la que atraviesan muchos hogares argentinos.

Asusta el flagelo social de cada día, pareciera que es tiempo de sorpresa y de sobresaltos. La delincuencia ha tomado como suyo nuestro vivir. Ya no hay respeto por el ser humano, ni por su vida. Ya no hay prójimo, solo nos queda rezar a Dios y pedirle valentía y fe para este ingrato momento de nuestra historia. Desde estas líneas hago votos por la confraternidad entre los argentinos y que la azul y blanca sea símbolo patrio que una en un abrazo solidario a todos los argentinos.