Señor director:
Mi querido padre, hoy se me ocurrió homenajearte de esta linda manera. ¿Qué loco no? Tengo tanto que decir y tanto que agradecerte hoy mi viejo. Soy lo que soy gracias a vos. Todo lo que aprendí de vos, de verte, de seguir tus pasos. Te amo con el alma mi viejo. ¡Si, viejo. A vos te digo papá! Marino Sánchez, un orgullo para mí, porque donde voy me dicen me dicen cosas bellas de vos. Tan laburador, tan guerrero de la vida. La peleas todos los días. Yo mejor que nadie sé lo que hacés por nosotros. No me alcanzará la vida para agradecerte. Por eso hoy quise escribirte estas líneas, para demostrarte un poquito de todo lo que pasa por mi corazón y mi mente.
A veces te miro, viejo y te veo cansado de la vida. Los problemas, las angustias. Pero siempre al frente, siempre al pie del cañón, apoyándome en todo. Callando y no preguntando, sólo consolando. ¡Sos un genio, viejo! Dios me regaló el ser más preciado del mundo y me hizo llamarlo papá, “papi, como te digo yo. ¡Te amo infinitamente! ¡Tu pumita!
