Señor director:

El fútbol nos deja amistades que perduran más allá de la vida. Suscribimos las palabras del poeta: "solo muere quien es olvidado”. Y los que fuimos, y seremos siendo, tus amigos, querido "Cebolla” Raúl Jiménez, no habremos de olvidarte. ¿Cómo hacerlo si cada vez que teníamos un momento, un encuentro casual, eran instantes de jolgorio, para la "cachada”, la anécdota, o la "cargada” infaltable, máxime cuando perdía tu "Boquita” querido? Siempre de buen humor, de sonrisa fácil, espontánea. 

Vos eras arquero en Alianza, pero para nosotros te gustaba jugar "de nueve”. Te gustaba hacer goles, así te desquitabas de los que te hacían, jugando oficialmente para tu club. Pero qué bien lo hacías. Como también te tuve de colega, como profesor en la EPET 4, y ahí quedaron floridas anécdotas que Luisito Varesse plasmó en un álbum. Ahí ocupaste lugar importante cuando oficiaste de "corresponsal deportivo” en el Mundial de 1982, que fuiste a ver a España, por tus medios. Será imposible borrar tu recuerdo, querido amigo. Fútbol, amigos, familia, trabajo. Tu "metro cuadrado” al que volcaste tu inmensa humanidad de buen pibe. Chau Raúl. Un grueso lagrimón riega las canchas por donde anduviste dándole a la pelota.