Tengo mi historia patria, cuando se acerca el 25 de Mayo, me vienen recuerdos de cuando cursaba la primaria en la Escuela Leandro N.Alem (hoy solo un recuerdo o en una que otra foto). El Profesor de Educación Física, señor Cáceres, un hombre de baja estatura, pero muy grande en su carácter y disciplina.

Él, durante la semana previa y todos esos días, nos hacía ensayar a los alumnos para ir bien preparados para el desfile del 25 de Mayo. Los alumnos de 4º y 5º grado, salíamos a las calles que hacían a la manzana de la escuela, y bajo su “uno, dos o derecho, izquierdo, izquierdo, izquierdo”, y en perfecta formación, bajo su atenta mirada, nos preparaba para dar ejemplo y cosechar aplausos en esta, nuestra prueba de fuego, que mezclado con los nervios, y la custodia de la mamá, la directora y la señorita maestra, nos hacía sentir orgullosos de saber que nuestro paso por el palco oficial, al ritmo de una banda de música totalmente uniformada que nos marcaba el paso enseñado por el profesor, nos llenaba el corazón de Fiesta de la Patria.

El feriado era para los otros, no para mí, solo un niño, un alumno, que el desfilar, me hacía grande y se me llenaba el pecho de orgullo patriótico, aunque todavía no accedía a los pantalones largos, que era la adultez en esa época. Las seis o siete cuadras siguiendo la línea blanca, sobre el asfalto de la calle, marcaban en mis resistentes “gomicuer” (calzados para escolares), comprados en Gath & Chaves, la seguridad que quería a mi Patria, aunque a veces no entendía todo lo que abarcaba, y en donde hasta mi vida pasaba a segundo lugar.

Pero también quería terminar de desfilar lo más rápido posible, ya que mi madre me esperaba con un abrigo, (siempre los 25 son muy fríos), y me convidaba mis merecidas sopaipillas, las más ricas del mundo. Mi guardapolvo blanco nieve, ya no me importaba y terminaba arrugado en mis brazos, y con la corbata en la mano, a pie nos íbamos a casa, sabiendo que la Patria necesitaba de mi paso en su desfile, por su cumpleaños y para que yo fuera creciendo cada día más y mejor argentino.

A Mi Patria, tratada muy mal, muchas veces no cuidada, muchas veces olvidada, que el amor de sus hijos la hacen estar siempre de pie, que sepa que yo todavía la amo.

Por Leopoldo Mazuelos Corts
DNI 5.543.908