A pesar de la felicitación del presidente Barack Obama, y de que ambos tomarán "todas las medidas posibles” para mejorar las relaciones bilaterales y de que sus respectivas cancillerías comenzarán a reprogramar una cancelada visita de Rousseff a la Casa Blanca, pocos en Washington creen de que se produzca una mejora sustancial en las relaciones bilaterales.

El motivo principal es que la actual política exterior de Brasil es manejada por el ala izquierda del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), más que por la presidenta. Y, como lo denunció la oposición durante la campaña, el ala izquierda prioriza las relaciones con Venezuela, Argentina y otros países con gobiernos de izquierda. Pocos prevén que eso cambie en el futuro próximo.

Rousseff, que ganó las recientes elecciones con un apretado 51,6% de los votos, centró su política exterior en su primer mandato en reforzar los bloques diplomáticos y comerciales sudamericanos, especialmente el Mercosur, que impide

negociar unilateralmente acuerdos de libre comercio fuera del bloque.

Las relaciones entre Brasil y Washington tocaron su punto más bajo el año pasado, luego de que Rousseff canceló una visita a esa ciudad después de conocerse que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos había estado espiando las comunicaciones de la presidenta.

"No creemos que habrá un cambio mayúsculo durante el segundo mandato de Dilma (Rousseff), ni en política económica, ni en política exterior”, me dijo Joao Augusto de Castro Neves, de la Eurasia Group. "Dados los desafíos económicos que debe enfrentar, posiblemente se vea presionada para hacer algunos cambios menores que la hagan tomar distancia de las políticas "bolivarianas’, pero serán cambios muy lentos y graduales”.

Thiago Aragao, de la consultora Arko Advice, señala que no cree que habrá ningún cambio importante en la política exterior de Brasil, porque Rousseff "será aún más dependiente del PT que antes”. Señala que la presidenta "tendrá que gobernar con un Congreso más dividido, y por lo tanto darle la espalda al PT sería un suicidio político”. El único cambio sería reducir los préstamos subsidiados del banco estatal BNDES a Venezuela, Cuba y otros gobiernos ideológicamente aliados, por generar un gran malestar en Brasil, dijo Aragao.

Mi opinión: Tanto Brasil como Estados Unidos son culpables del bajón en sus relaciones bilaterales, que está dañando a ambos países. Brasil se está perjudicando por entregar su política exterior a la extrema izquierda del PT. Eso ha resultado en un alineamiento automático con dictaduras en todo el mundo, desde Cuba hasta el Medio Oriente, y en un creciente aislamiento económico brasileño de los mercados más grandes del mundo.

Y EEUU, además del fiasco de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional, no ha ayudado mucho a mejorar los vínculos al negarse a apoyar la petición de Brasil para una banca permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al mismo tiempo en que Washington apoya esa candidatura para India