Una nueva definición de los malos gobiernos se propaga rápidamente a través de Internet: "ineptocracia” un sistema en que los menos capaces de gobernar son elegidos por los menos capaces de triunfar, y donde los menos capaces de triunfar son abundantemente recompensados con bienes y servicios por elegir a los menos capaces de gobernar.

El hecho de que el término gane terreno como nueva adición al léxico político latinoamericano es interesante en sí mismo. He escuchado muchas otras definiciones críticas de los malos gobiernos -autocracias, democracias híbridas, e incluso cleptocracias-, pero ésta parece aplicable a toda clase de sistemas políticos que no pueden mantener la seguridad, ofrecer educación y servicios de salud decentes, o suministrar eficientemente otros servicios básicos. Una encuesta reciente de Latinobarómetro en 18 países reveló que menos del 40%o de los latinoamericanos están satisfechos con los servicios de sus respectivos gobiernos. Comparativamente, en Europa es de casi el 80%, según la directora del organismo, Marta Lagos.

Las encuestas muestran que los latinoamericanos están principalmente frustrados por la incapacidad de sus gobiernos de garantizar la seguridad. El 55% -incluyendo 71% de los guatemaltecos, 67% de venezolanos, 61% de mexicanos y 60% de argentinos- creen que sus países se vuelven "más inseguros cada día”. Muchos economistas dicen que uno de los motivos por el que algunos gobiernos no pueden proporcionar buenos servicios es "un círculo vicioso negativo” que tiene que ver con el pago de impuestos: la gente no paga porque piensa que su gobierno robará o malgastará su dinero, y los gobiernos no pueden ofrecer buenos servicios porque no logran cobrar impuestos. Según el Banco Mundial, Latinoamérica -con algunas excepciones, como Brasil- tiene uno de los índices más bajos del mundo en cobro de impuestos. En México, los ingresos no relacionados con el petróleo es de apenas el 14% del PBI y en Argentina es del 20%, mientras que en algunos países del norte de Europa es del 48 por ciento.

Heraldo Muñoz, director de la oficina latinoamericana del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que acaba de publicar un libro en el que pide gobiernos más eficientes, señala que pese a la poca confianza que le tienen al gobierno, los latinoamericanos quieren que desempeñe un rol cada vez mayor en los asuntos públicos.

Entonces, ¿qué recomienda para hacer que las "ineptocracias” latinoamericanas sean más eficientes para combatir la delincuencia y dar mejores servicios públicos?, le pregunté. Muñoz me respondió que hará falta una combinación de liderazgo político y estrategias consensuadas para adoptar medidas a largo plazo que trasciendan los períodos presidenciales.

Mi opinión: Estoy de acuerdo. Es necesario adoptar estrategias consensuadas de largo plazo para arreglar los problemas más graves, no sólo en Latinoamérica sino también en Estados Unidos. La polarización política y la incapacidad de hacer planes que trasciendan los períodos electorales parecen ser problemas universales en estos días.

En el caso de muchos países latinoamericanos, una de las principales características de los gobiernos ineficientes es que tratan de convertirse en fundadores de la patria. Cada nuevo gobierno deshace todo lo hecho por su predecesor, en vez de construir sobre lo que heredó, y de tratar de forjar acuerdos nacionales para resolver los problemas mas importantes. A menos que esto cambie, los problemas no se resolverán, y cada vez más gente empezará a referirse a su gobierno como una "ineptocracia”.

"FALTA liderazgo político y estrategias consensuadas a largo plazo que trasciendan los períodos presidenciales. Los gobiernos quieren hacer todo en cuatro años, presionados por la política electoral.”