La Cumbre de Presidentes del Mercado Común del Sur (Mercosur) en San Juan nos ha llenado de orgullo y ha ponderado la capacidad de gestión del Gobierno provincial.

En la agenda no declarada se imponía, como tema prioritario, el conflicto de Colombia y Venezuela por la presencia de fuerzas de las FARC acampando en territorio venezolano y denunciada por el presidente Álvaro Uribe. Algo similar había pasado ya con Ecuador cuando, en el límite de ambas fronteras, acampaban las fuerzas de Reyes, segundo en el mando de los guerrilleros, el que fue abatido con un certero y preciso misilazo atraído por la onda de la señal de su teléfono celular. Lo que debió ser una cuestión de vergüenza para el presidente Correa, lo transformó en un verborrágico reclamo por la "invasión” del territorio nacional ecuatoriano.

A pesar de la importancia de la reunión llevada a cabo en nuestra provincia, fue el propio canciller venezolano, Nicolás Maduro, quien abortó toda posibilidad de consideración y tratamiento de este asunto. Tan rígida postura fue ratificada por el faltazo del presidente Hugo Chávez a la Cumbre. De esto no quería hablar y mucho menos frente a sus pares que por la ocasión y el organismo que los convocaba constituían un foro propicio para el diálogo y la pacificación.

¿Se ha advertido el verdadero motivo de esta posición? Algunas noticias vinculan la ausencia del presidente venezolano a su disgusto con Néstor Kirchner, como secretario general de la Unasur, por no tomar partido por él en el conflicto con Colombia. El presidente Lula, de Brasil, por su parte, ha dicho que el conflicto entre los dos países es un asunto personal entre los dos presidentes. Pero para ver otra arista del problema debemos retrotraernos a nuestra propia historia y recordar la gesta del 2 de abril de 1982 y la guerra de las Malvinas, en un momento en que el general Galtieri y su gobierno acumulaba desprestigio por sus desaciertos. Incluso, dos días antes, se sucedieron numerosas manifestaciones de repudio a su gestión a la largo y a lo ancho del país. Producida la invasión de las islas, todo esto pasó a segundo plano, cundió el fervor patriótico y el pueblo fue uno solo detrás de esta gran causa. La Plaza de Mayo se colmó de gente que vitoreaba al dictador como el nuevo héroe nacional. La idea fuerza de "la Patria” no tiene oposición y mucho menos si ésta está en peligro. Por ello, instalar una hipótesis de conflicto externo y potenciarlo es una buena estrategia, aunque no sea sincera ni verdadera, para ocultar los disgustos que provoca la crisis económica doméstica que padece hoy Venezuela y somete a su pueblo a la inseguridad, la incertidumbre y la desazón. Por la misma razón, también en ese país se avanza en la mordaza de la prensa libre e independiente tratando de ocultar la realidad con métodos antidemocráticos de cierres, persecución y amenazas. Ante un encuentro de tan elevado nivel como el llevado a cabo en San Juan, se le hacía muy difícil a Chávez victimizarse con el argumento de un inminente peligro de invasión de Colombia que nadie le cree. Es sabido que la verdadera democracia, la paz y el progreso, hacen imposible el discurso revolucionario que necesita de la división y el enfrentamiento permanente del pueblo como caldo de cultivo. La excusa de su gripe no convenció.