Por lo que ví en Santiago, es una pregunta que también se hacen muchos chilenos. Los más vociferantes son los empresarios grandes y pequeños, que han tenido una buena relación con gobiernos de centro izquierda y que han coexistido pacíficamente con Bachelet durante su primer mandato (2006-2010), y que ahora están furiosos con la reforma tributaria.
Bachelet, quien asumió hace dos meses tras ganar las elecciones con una nueva coalición que incluye al Partido Comunista, quiere aumentar los impuestos corporativos del 20 al 25 por ciento, y según algunas estimaciones hasta el 35%. La oposición, la comunidad empresaria y un creciente número de académicos dicen que la presidenta está matando a la gallina de los huevos de oro.
Según ellos, en su afán por subsidiar la educación superior gratuita -una de las promesas de su campaña- Bachelet está polarizando el país como nunca y arriesgando con paralizar las inversiones. La reforma fiscal no sólo afecta a los super ricos, sino también a unas 900.000 empresas. "Bachelet está jugando con fuego", me señaló Patricio Navia, profesor de la Universidad de Nueva York. "En Chile, las reformas siempre fueron graduales, y eso permitió que el país creciera y se redujera la pobreza. Ahora, los cambios radicales ponen en juego la estabilidad y el crecimiento".
Los expertos proyectan que Chile crecerá un 3,2% este año, una reducción con respecto al 3,4% de abril, y de 4,8% hace 12 meses. Recientemente, el FMI revisó su proyección de crecimiento para Chile, del 3,6 al 3,3% y la consultora Eurasia Group dice sobre Chile: "trayectoria a corto plazo: negativa".
Durante más de dos décadas, Chile ha sido la estrella económica de Latinoamérica. Desde 1990, la pobreza cayó del 40% al 13%, y el ingreso per cápita se ha cuadruplicado a casi u$s 20.000 anuales. Casi todos los rankings internacionales de educación, tecnología y desarrollo económico sitúan a Chile como el número 1 de Latinoamérica.
Cuando le pregunté al ministro de RREE, Heraldo Muñoz, sobre el futuro del "modelo chileno", señaló: "Este es un país que va a mantener su estabilidad política, su estabilidad económica, que va a tener reglas claras. Pero para que esta estabilidad se mantenga en el tiempo con cohesión social, es necesario hacer cambios muy significativos. Para eso es necesaria la reforma tributaria, para financiar la reforma educacional, la reforma de la salud, de la previsión, y reducir la desigualdad. Chile está entre los 15 países más desiguales del mundo en términos de ingresos”, señaló. Y argumentó que la reforma impositiva procura preservar el exitoso modelo chileno.
