Aunque no es mi especialidad ocuparme de figuras tangueras, por una cuestión de homenaje y personal, creó pertinente recordar a unas de las figuras estrellas del tango, el inolvidable Julio Sosa, apodado precisamente "el varón del tango". Este mes se cumplen 50 años del trágico accidente automovilístico que terminó con su corta vida. Julio Sosa había nacido en "la otra banda", como se solía expresar, es decir en Uruguay, en un sitio llamado "Las Piedras", el 2 de febrero de 1926. Su familia era muy humilde, pero aun así pudo estudiar y concluir sus estudios primarios, desempeñándose luego en diferentes oficios, desde podador de árboles, lustrabotas, hasta cadete de farmacia. Desde pequeño -el mismo lo relata- advirtió que entonaba muy bien, participando en diferentes concursos o eventos de canto. Luego de una serie de contratiempos y desatinos, entre ellos su exigua vida matrimonial y su corta permanencia en la marina, decide probar suerte en "la reina del Plata". Ayudado por sus amigos desembarcó en ese próspero Buenos Aires de 1949. Relatan sus biógrafos que sus inicios en tierra porteña fue en Chacarita, en un café que llevaba el nombre de "Los Andes". En este lugar le pagaban 20 pesos y una cena por día. Pero la gran oportunidad de mostrar sus cualidades artísticas ocurrió cuando alguien del mundo tanguero lo escuchó y lo invitó a ver a dos amigos en la calle Corrientes. Ahí se encontró con Armando Pontier y Mario Francini, quienes tenían una de las mejores orquestas típicas del momento. Llegó su debut, el cual fue un éxito. Se cuenta que el público dejó de bailar, para quedarse parado y escuchar fascinado a este joven cantor. Al tiempo firma un contrato con la célebre RCA, gravando 15 temas. De ahí en más su carrera fue un continuó ascenso. Cambio una que otra vez de

orquesta, como también de sellos discográficos. Un hito importante fue cuando en 1962 decidió rendirle homenaje a Carlos Gardel. Para ello se une con un gran guitarrista llamado Héctor Arbelo, y gravan un LP de 12 temas, todos criollos, que cantara el "zorzal"·. La radio, la televisión también lo tuvieron de protagonista, incluso escribió varias poesías. En el cine participó en la película "Buenas noches, Buenos Aires", film en el que además de cantar, bailó el tango "El firulete", con Beba Bidart.

Luego de su primer frustrado matrimonio, contrajo enlace con una mujer de origen dinamarqués llamada Nora Ulfed, de esta unión nació una hija que bautizaron con el nombre de Ana María, a posterior nuevamente sobrevino la separación, casándose con Susana Merighi, su última compañera. También se cuenta que otras de sus grandes pasiones fueron los autos, adquiriendo varios, paradójicamente uno de ellos fue el que lo llevó a la muerte cuando estaba en el pináculo de la gloria.

(*) Magister en Historia.