Hasta el momento de la Reglamentación provincial de la Ley 6.801 en el año 2001, las cuestiones del Patrimonio Cultural y Natural de San Juan quedaban en manos de profesionales de la UNSJ. Ellos resolvían todo, al amparo de la vieja y ya derogada ley 3.511, del año 1966. Ese trabajo tenía rigor científico. Pero se reclamaba una legislación más amplia y por un organismo provincial.


Así las cosas, en 2002 se reglamenta la 6.801. Como consecuencia de ello nace el Consejo de Patrimonio Cultural y Natural en el seno de la Subsecretaría de Cultura y Turismo (hoy Ministerio de Turismo y Cultura). Dentro de los noventa días siguientes, el mismo organismo crea el Registro de Patrimonio. Los primeros en presentar rigurosamente el detalle de su patrimonio fueron los museos privados adheridos a Amupri. Y los museos provinciales que, por depender de la entonces Subsecretaría de Cultura y Turismo, ya poseían el inventario formalizado. Sólo faltó el museo arqueológico "Mariano Gambier", de la UNSJ, por motivos que nunca se explicaron.


A pesar de su empeño en proteger nuestro patrimonio, y su lucha contra el huaquerismo y el coleccionismo irresponsable, los propietarios de museos privados y coleccionistas eran hasta ese momento desconocidos y hasta maltratados en San Juan.


Desde el momento de la reglamentación de la Ley 6.801 y la inmediata puesta en marcha del Consejo de Patrimonio citado, hacen ahora quince años, todo cambió en San Juan. El poder de policía en manos del área correspondiente, dependiente del Gobierno Provincial, marcó a fuego la protección de nuestros bienes culturales y naturales. Lo mismo sucedió con la ley nacional 25.743, aprobada en el 2003, de similar tenor; pero fue cuestionada desde las provincias, aunque luego reglamentada, a la que adhirió San Juan. Me consta todo esto, pues los citados acontecimientos se gestaron bajo mi gestión al frente de la citada Subsecretaría de Cultura y Turismo de San Juan.


Siempre recordaré el aliento del exrector de la UNSJ, Dr. Benjamín Kuchen, ante las dificultades que tuvimos para poner en marcha el Consejo cuando nos dijo: "No se preocupen por los obstáculos, ustedes tienen las dificultades de los pioneros". Y seguro que así era, porque el objetivo tenía como meta iniciar una tarea esperada desde hacía por lo menos un siglo. Hoy se cumple el trabajo de la defensa del Patrimonio Cultural y Natural desde la Dirección de Patrimonio Cultural dependiente de la secretaría de Infraestructura y Patrimonio del ministerio de Turismo y Cultura. Y últimamente ha surgido un grupo de profesionales independientes defensores del patrimonio, cuya sigla es Acodepas, que han puesto en marcha un programa de conferencias alusivas a esta temática.


Un momento nocivo para la defensa del patrimonio fue la reforma, en el año 2008, de la citada Ley 6.801 por la 7.911, y por motivos nunca explicados, con lo que se cometió un error importante, quitando toda autoridad ejecutiva al Consejo. Como presidente fundador del Consejo de Patrimonio Cultural y Natural, me permito instar a todos a sentarnos a una misma mesa y hablar un mismo discurso, desde coincidencias y diferencias, porque así lo necesita San Juan. Muy lejos de protestas o enfrentamientos estériles.