Ali Khamenei, el líder supremo de Irán, prometió que Israel se enfrentaría a un “castigo severo”. Sin embargo, su primer intento de
imponerlo apenas causó molestias. El viernes por la mañana, Irán lanzó alrededor de 100 drones explosivos contra Israel (algunos fueron desplegados desde Irak para acortar su tiempo de vuelo). Esta fue la respuesta inicial de Irán a una oleada de ataques aéreos israelíes que destruyeron sus defensas aéreas, dañaron su planta de enriquecimiento nuclear en Natanz y decapitaron su ejército. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pidieron inicialmente a los ciudadanos que permanecieran
cerca de los refugios antiaéreos. Parecía una repetición de lo ocurrido en abril de 2024, cuando Irán envió una oleada similar de drones de movimiento lento hacia Israel. Sin embargo, esta vez no hubo misiles. Las FDI levantaron la orden de permanecer en los refugios alrededor de las 11 de la mañana y dijeron que habían interceptado todos los drones, en su mayoría sobre el espacio aéreo sirio y jordano. No se reportaron heridos ni daños en Israel. La primera ronda había terminado.

No será la última
Israel ha prometido nuevas oleadas de ataques durante “todos los días que sean necesarios”, en palabras de Binyamin Netanyahu, primer ministro de Israel. Rafael Grossi, director de la agencia nuclear de la ONU, dijo tras el ataque inicial que las instalaciones de Natanz habían sido “impactadas” y La respuesta de Irán a los ataques de Israel no se hicieron esperar. Los analistas sugieren que el conflicto podría prolongarse. que no se habían registrado daños en la planta de enriquecimiento de Irán en Fordow ni en su instalación de procesamiento de uranio en Isfahán. Es de suponer que ambas figuran en la lista de objetivos de Israel. Una segunda ronda de ataques alcanzó Shiraz, Tabriz
y otras ciudades. Aunque Israel insiste en que su objetivo es paralizar
el programa nuclear de Irán, su verdadero objetivo parece ser desestabilizar la República Islámica. Irán querrá contraatacar, tanto para vengar la humillación sufrida por su régimen como para obligar a Israel a detenerse. Sin embargo, tiene pocas opciones viables.

Ataques de desgaste

La opción menos arriesgada para Irán es llevar a cabo nuevos ataques con misiles y drones. Las Fuerzas de Defensa de Israel pueden haber repelido el primer ataque de Irán, pero su suerte -y su suministro de interceptores- no durará para siempre. Irán puede intentar desgastar sus defensas. Si dispara misiles contra suficientes objetivos, algunos lograrán atravesarlos. Sin embargo, la República Islámica se enfrentará a su propio desgaste. Los drones son abundantes, pero fáciles de repeler. Sin embargo, el arsenal de Irán, compuesto por unos 3.000 misiles balísticos, no puede sustituirse rápidamente. Solo pueden lanzarse desde un número limitado de depósitos fijos y lanzadores móviles. La primera ronda de ataques israelíes causó daños a esas instalaciones y mató al general Amir Ali Hajizadeh, máximo responsable de misiles del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC). Eso puede explicar por qué Irán no lanzó ningún misil en su primera represalia.

El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió de que la próxima ronda de ataques israelíes sería “aún más brutal” e instó a Irán a llegar a un acuerdo “antes de que no quede nada”.

Los aliados de Irán
En años anteriores, Irán no habría confiado únicamente en su fuerza
de misiles. Su primera línea de defensa eran sus aliados árabes. El más formidable de ellos era Hezbollah, la milicia chií y partido político
del Líbano que contaba con un enorme arsenal en la frontera norte de Israel. Pero Hezbollah se vio debilitado por un año de guerra con Israel, en el que murieron sus líderes. El Líbano está luchando por reconstruirse; pocas personas, incluidos los propios seguidores
chiítas de Hezbollah, quieren verse arrastrados a otro conflicto en
nombre de Irán. Irán tampoco puede confiar en Hamas, el grupo palestino, que ha sido devastado por 20 meses de guerra en Gaza.
La limitada capacidad de Irán para contraatacar a Israel podría obligarle
a plantearse una opción más arriesgada: ampliar la guerra. Podría atacar objetivos estadounidenses en Oriente Medio, en un intento de asustar a Donald Trump, con la esperanza de que esto le lleve a frenar a Israel.
En lugar de atacar directamente a Estados Unidos, Irán podría apuntar
a sus aliados en el Golfo, por ejemplo, utilizando a sus aliados para atacar los campos petrolíferos de Arabia Saudí como en 2019 u objetivos en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), como hizo en 2022. Eso haría que los precios del petróleo se dispararan.

La opción de negociar
Si creemos a Trump, Irán tiene otra opción: negociar. El presidente estadounidense advirtió de que la próxima ronda de ataques israelíes sería “aún más brutal” e instó a Irán a llegar a un acuerdo “antes de que no quede nada”. Sus comentarios añaden peso a la teoría de que Estados Unidos no solo conocía de antemano el plan de Israel (lo cual es cierto), sino que lo aprobó. Durante años, Khamenei mantuvo un conflicto perpetuo con Israel y Estados Unidos, pero lejos de las fronteras de Irán. Ahora la guerra ha llegado a casa y sus enemigos están tratando de obligarlo a tomar una decisión: si su régimen no se rinde ante Estados Unidos, corre el riesgo de que Israel realice un esfuerzo sostenido para derrocarlo.