"1984" es una novela distópica, que refiere a una sociedad imaginaria sometida a un poder totalitario, de ideología única. Se la llama distópica, como opuesto a utópica, que sería una sociedad soñada, distinta, donde impera la ley, las instituciones. Refiere a un país del futuro, establecido en el año de 1984. Fue escrita por George Orwell y tuvo un gran éxito en el siglo XX, por su denuncia de las prácticas establecidas por gobiernos totalitarios, que podrían ser adoptadas por otros dictadores en el mundo futuro. Los totalitarismos anteriores a 1984 fueron la dictadura de Hitler en la Alemania nazi, la de Francisco Franco en España, la de Stalin en Rusia, la de Benito Mussolini en Italia. Después, se comprobó que las predicciones de Orwell se aplicarían sobre todo en América latina, con dictaduras militares, primero, y luego con dictadores devenidos en tales, luego de ser pero elegidos democráticamente.

PARTIDO ÚNICO

Orwell imaginó el dominio absoluto por parte de un partido único, siendo su protagonista un miembro de ese partido que trabaja para el "Ministerio de la Verdad". Eso le permitió reescribir o censurar artículos que no respetaban "su" verdad, que sería la ideología y la imagen del partido único. Advierte Orwell la capacidad de estos dictadores para elaborar  sus mentiras, insertando simultáneamente dos opiniones contradictorias y hacer creer, sin embargo, en ambas. Por ejemplo, "hacer la guerra es hacer la paz", como ha justificado Putin su invasión a Ucrania. Ello es posible solo si el receptor no tiene en claro qué es la verdad y donde está la mentira.

El novelista, creó la imagen del "Gran Hermano", que sería el dictador, que todo lo vigila, todo lo controla y tiene capacidad para decidir qué está bien y qué está mal, y sancionar consecuentemente. Así, el terror se apodera de los gobernados y son más vulnerables y sumisos. Lo bueno de esta obra, es que ayuda a interpretar el panorama político de cualquier país. De aquéllos que establecen por ejemplo, el "Ministerio de la Verdad", para mentir, de "La Paz", para hacer la guerra, o "Del Amor", para permitirse torturar o asesinar a los acusados de "odiar". 

CONDUCTAS TOTALITARIAS

La Ley del Odio por ejemplo en Nicaragua y Venezuela, permite condenar por delitos graves "cuando concurran circunstancias de odio, crueles, degradantes, humillantes e inhumanas, que causen conmoción, rechazo, indignación, o repugnancia a la comunidad nacional". Un explícito manoseo a la institucionalidad jurídica y un esfuerzo desesperado del gobierno por mantener amedrentado y con miedo a la población. 

Hubo intentos en nuestro país, como la creación de la "Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional", dependiente del Ministerio de Cultura, a cuyo frente estuvo el filósofo Ricardo Foster. Actualmente no existe. Otro, fue la creación, fallida, del "Observatorio de la Desinformación y la violencia simbólica en medios y plataformas digitales", conocido como "Nodio", por el que se buscó crear espacios de reflexión sobre "prácticas responsables en búsqueda de un periodismo de "alta calidad". Y "trabajar en la detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas y la identificación de sus operaciones de difusión". 

Pregunto, tal vez con candidez e ingenuidad, ¿será tan difícil gestionar, hacer las cosas bien y ser transparentes? No haría falta buscar estos atajos totalitarios, que pretenden consagrar la impunidad  de los gobernantes, de cualquier signo político que sean, y el manejo absoluto de las ideas y de la libertad de los individuos.

 

Por Orlando Navarro
Periodista